13 August 2007

Taino Festival in the Dominican Republic

JUEVES, AGOSTO 09, 2007

Noticias del Frente Ancestral 028

DIA INTERNACIONAL DE LOS PUEBLOS INDIGENAS DEL MUNDO 2007

1er. Encuentro Taíno de Kiskeya - 2008: Primer Anuncio

Sol Taino

Museo del Hombre y la Mujer Dominicanos & Cinemateca Nacional
Plaza de la Cultura
Avenida Máximo Gómez
Santo Domingo, Kiskeya

Lunes 21 de enero, 2008; 4:00 – 10:30 pm

Programa Tentativo

Ponencias magistrales a cargo de: Bernardo Vega, Carlos Andújar y Domingo Abreu; Lynne Guitar y Antonio de Moya (Consejo de Ancianos/as, Guabancex Viento y Agua). Museo del Hombre y la Mujer Dominicanos.

Conversatorio con Martín Veguilla - Director del Festival Taíno de Jayuya y líder del Concilio Guatumacúa de Puerto Rico – Invitado Especial. Museo del Hombre y la Mujer Dominicanos.

Estreno nacional de la película puertorriqueña: “Taínos, la última tribu.” Cinemateca Dominicana.

Visita de Benjamín López, director de la película puertorriqueña: “Taínos, la última tribu” y venta de las ediciones en DVD originales de la misma. Museo del Hombre y la Mujer Dominicanos.

Exhibición de la película infantil “Ogú y Mampato en Rapa Nui”, con una historia acorde al tema aborigen. Cinemateca Dominicana.

Exhibición de videos acerca de la Cultura Taína de Soraya Aracena. Cinemateca Dominicana

Instalación-ofrenda a los ancestros por Pascal Meccariello. Museo del Hombre y la Mujer Dominicanos.

Exposiciones fotográficas de arte rupestre de Alfredo Roldán y Daniel Dubai. Museo del Hombre y la Mujer Dominicanos.

Degustación de casabe y video del proceso de preparación actual del mismo. Museo del Hombre y la Mujer Dominicanos.

Exhibición y venta de artesanía y cerámica de inspiración aborigen. Museo del Hombre y la Mujer Dominicanos.

Degustación y venta de productos relacionados y venta de diversos platos que muestran la influencia taína en nuestra gastronomía. Alrededores del Museo del Hombre y la Mujer Dominicanos.

Show de títeres sobre mitología taína por Ernesto López. Museo del Hombre y la Mujer Dominicanos.

Narraciones de leyendas y cuentos de nuestros campos por Guaroa Ubiñas. Alrededores del Museo del Hombre y la Mujer Dominicanos.

Partido de pelota Taína con los jugadores de Batey de Azua. Alrededores del Museo del Hombre y la Mujer Dominicanos.

Performance de Geo Ripley (Consejo de Ancianos/as, Guabancex Viento y Agua) . Museo del Hombre y la Mujer Dominicanos

Concierto de música neo-taína y ritmos folclóricos de nuestra cultura, con Irka Mateo (Consejo de Ancianos/as, Guabancex Viento y Agua) y su grupo Boutí. Museo del Hombre y la Mujer Dominicanos

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Microcuentos tainos para niños

Por: Fátima Portorreal
Consejo de Ancianos/as, Guabancex Viento y Agua

Especial para epistheme

Así es, así dicen: ¡Se llamaba Opiyel!

Opiyelguobiran

Para mi sobrina Kiara

Santo Domingo, Enero 2007

Según cuentan, en una nubosa noche, cantaban los toricos y a lo lejos, muy allá de la espesura de la fronda de doña Francisca, el chirrido del pitanguá se mezclaba con los grillos saltarines. Mientras tanto, en el charco de Itabo, croaban y croaban las verdes ranas, desafinando a los cucús y agriando a las lechuzas.

De repente, tras un leve movimiento, de la rama del laurel de Fifito, salta el pegapalo, la birijita, y por supuesto los jilguerillos que adormecidos por la penumbra, no acababan de entender tal alboroto… “¡Oye!” -- le gritó el pegapalo – “Deja de moverte y abre los oídos, ¿qué me dices, rayado pajarito?, escucha por favor…”. Del real camino de Acacia y no lejos del charco de Itabo, unas voces raras y una cuadrilla de raros humanos se dirigen a la fronda… “Escucha… Por favor, escucha…”.

“Camina, camina más deprisa” -- decía Macocael – “¿Acaso no conoces a las opias? Se comerán las guayabas, antes de que las guayzas tiren de un jalón, las sogas de Opiyelguobirán. No habrá para nadie. Correrá y correrá tan deprisa, que hasta el dulzor se perderá en sus dos grandes fosas. Dicen que no hay nadie como él, sus largas patas y dientes afilados desbarrigan corceles, descascaran el samo, la semilla de higuereta y hasta el duro caparazón de la hermana hicotea.”

“Camina, camina… que despertarán las avecillas y si no se dan cuenta, llegaremos primero al guayabal. Yo comeré las más amarillas; tú recogerás las que el hermano Inrirí tumbó por la prisa, antes del anochecer. Ellos, los amigos toatoa cargarán el resto… deprisa, deprisa, que se oyen los pasos de Opiyel…”.

Pero las imprudentes birijitas, asustadas con la corredera, silbaron y silbaron tan fuertemente que los toatoa se cayeron, los pequeños humanos se dispersaron, y el terrible Opiyel asustado y enredado con tal algarabía, creyó que las opias anunciaban el alba. Corrió y corrió tan deprisa entre las charcas de Itabo, que sin percatarse, un humano tiró de su cuerda y lo arrojó al charco. Así cuentan y así supe que de cualquier charco durante lunas oscuras y para siempre, Opiyelguobiran, el dios perro, sale a buscar guayabas.

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Entre Lágrimas, Encontrando a una Ciguapa

Bonao, Diciembre 2006

Lo cierto no la invoco, más si fuera él, adosaría su nombre, rotulando círculo tras círculo en las umbrías estercoleras de la isla… huir de la sombra, no podría. ¿Aceptar su mirada…? Si fuera él… créanme… no la invoco. Denunciaría su nombre en la plaza de los hombres y la colgarían por impúdica y atrevida. Créanme… si fuera él, no le quedaran palabras. Las atrevidas Lauras trocearían su lengua y al amanecer de cualquier día o de cualquier noche, correrían a vomitarla en otras tierras. Si fuera él, no la enterraría… por si fuese a nacer, le pincharía los ojos… removería afanosamente los iris, la arrojaría a los riscos y ocultaría su sonrisa al oeste, porque allí muere la luz. Si fuera él, la dejaría agonizar y dormiría tranquilo, porque el silencio de sus labios no podrá amarrar el amor. Créanme… si fuera él, andaría tranquilo, porque sus torcidos pies, jamás se inclinaran a la luz.


Simbolo Taino

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Así Nació el Mar

Santo Domingo, Diciembre 2006

Oye, algunas cuentan que en sus ojos llorosos y en su inmenso vientre había cicatrices y que día tras día, las danzarinas ranitas croaban y croaban, hasta que el apenado abuelo expandía y expandía el verano. Y mientras tanto y poco a poco, ella se estiraba y estiraba hasta que dos sonidos, al compás de la tierra, seguían al sol… pero de pronto y de un tirón, el centro se expandió tanto que de la abierta boca de Itiba salió el agua cristalina y gemimos las caracolas. Así me cuenta mi hermana luna que se formó el mar, y de ella nosotras.

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La de Cinco Nombres

Santo Domingo, Noviembre 2006

Sentada sobre sus fuertes piernas para nada se adormecía. Parecía sobrecogedora aquella postura, pues su robustez exuberante mostraba aquellos contornos femeninos que sus extremidades hídricas sostenían ágilmente. ¿Qué mujer es Atabey?, y ¿Qué memoria se perdió en mi cuerpo, que alejó la fuerza primigenia de la madre? ¿En qué lugar se quedó la vitalidad de la abuela, aquella que tiene Cinco Nombres? ¿Adónde se fue la ligereza? ¿Es acaso la inexactitud de lo masculino, lo que no me permitió confrontar la amplitud del poder femenino y sus habilidades marinas? Acaso recodar es lo preciso, si al desmemoriado cuerpo pregunto: ¿Adónde está la abuela, la de la esencia, la que no tiene principio, la de las Cinco Memorias? Aquella, la de la metamorfosis, semejante a todas las ranas, a las cuales les he temido considerablemente.

¿Adónde está la fuerza femenina que me nombra, aquella abuela que en los charcos, arroyos y océanos nunca se asemejó a la serpiente occidental, ni cristiana, pero que irremediablemente se intentó borrar de nuestros cuerpos y sueños? ¿Adónde están los conciliábulos que te marginaron a los cuentos populares en las noches borrascosas de la ruralía isleña, sin pensar que algunos/as te encontrarían en las aguas cristalinas, en los bosques, cuevas y aguas termales de la isla? ¿Te ocultaste? No lo creo. ¿Permaneciste en silencio? No lo creo. Mas intuyo que te confabulaste con los pedigüeños, con los senderistas, con los cimarrones, con los desvencijados de la ruralía. Mas sin ellos saber, allí estabas, en las aguas cristalinas, entre la bruma de la fronda, esperando a que desvelen los sueños y te invoque en los altares, multiplicando diversas identidades, tras el atardecer o en las noches de luna llena.

¡Aquí esta! Ya te veo. Ahora puedo tocar mi cuerpo, sentirte multiplicada con mis manos, aceptando lo que tus Cinco Memorias conocen.


Tony Yaguarix de Moya

Reprinted by Jorge Baracuteu Estevez

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